Bien. Ya tenemos nuestro CALDO PARA SOPA preparado.
¿Qué hacemos con los componentes de ése caldo?. ¿los vamos a tirar?...
¡¡ Por supuesto que no ...!!
Primero sacamos los huesos y el pollo a un platito aparte.
Luego colaremos ese caldo a una cacerola nueva.
Dejamos que se enfríe, y la llevamos al refrigerador para que duerma allí...
Al día siguiente, en la superficie habrá una capa de grasilla que habrá que eliminar ¡Ipso facto!
(Claro, estoy dando por hecho, que estamos cocinando por la tarde noche...)
Pero, hoy vamos a cenar (o comer, si es a medio día), un buen puré de verduras al que añadiremos el pollo picadito y un huevo cocido.
¿Qué os parece?. ¡¡ Buena pinta !!, ¿no?
Al día siguiente, nada más sacar el caldo de la nevera.
Tendrá una capa de grasilla solidificada. En éste caso, muy poca, solo la resultante del hueso de jamón. Aún así, la quitaremos.
¡¡ Qué !!,
¡¡Y lo habréis hecho vosotros...!!
¡Hasta otro día, mis cocinillas!
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