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jueves, 30 de mayo de 2019

CROQUETAS DE POLLO SIN GLUTEN






¿Qué tienen las croquetas para que a todo el mundo mundial les guste?.







Pues una corteza que "croque",que envuelva a una crema suavemente sabrosa, en la que te "encuentres" el ingrediente que se anuncia.

Que no sea como en aquel chiste malísimo que contaba mi madre:
"Le pregunta un comensal al camarero: - Oiga, ¿de qué son las croquetas? -
Y el camarero responde: - Pues de gallina, de jamón,...según... -
A lo que el comensal replica: -¡Pues entonces, éstas son las de "según"...! "

El relleno de esa corteza crujiente, además de una deliciosa bechamel, será el misterio que los demás descubrirán al dar el primer bocado a esa "pelotilla americana" (cómo las llamaba mi padre).

En la mayoría de nuestras casas, las croquetas siempre ha sido un recurso de aprovechamiento. ¿Quién no ha comido alguna vez, croquetas hechas con la carne que ha sobrado del cocido?.

Pero, siempre hay otros ingredientes con los que disfrutar esos dos o tres bocados de una croqueta, (depende de la coba que le demos...jajaja)
Para eso está la imaginación del cocinero-cocinera.
Después está la ejecución.

Esta entrada se la dedico a mi prima, siempre interesada en descubrir el secreto de las "hacedoras de croquetas". 
Porque, al cabo de años y años cocinando tipos y clases de croquetas, una ya no se preocupa de medir ingredientes. Se hacen "a ojo".
Y, ¡eso es precisamente lo que no le gusta a ella!.
Quiere que le expliquen, paso a paso: cuánta harina, cuánta leche, cuánto tiempo, se necesita para hacer una buena bandeja de masa para una croquetada digna.

Pues sí. Ya digo que fueron años, y años haciendo croquetas varias, con una bechamel de las de toda la vida: harina y leche.....
Hasta que, un buen día, no te queda más remedio de eliminar la harina de trigo de tu despensa...
¿Qué hago ahora?. ¿Cómo voy a hacer mis croquetas?.

Llegaba el momento de aprender una nueva receta. Una nueva forma de preparar las croquetas....
Porque, de lo que sí estaba convencida, es que no iba a hacerlas de dos formas distintas: con gluten, o sin gluten. Yo preparo UNA SOLA MASA, y toda las personas que se sienten a mi mesa, van a comer croquetas SIN GLUTEN. Sean intolerantes, o no.

¡Vale!. El tema de la harina, resuelto: utilizar una libre de gluten. Pero, ¿y el rebozado?...
"Hay pan rallado sin gluten...", me diréis.
Sí pero, el crujiente sólo quedaba bien en el momento de hacerlas...; y yo, cuando hago croquetas, hago muuuchas croquetas....y ¡congelo!.

Además, está el tema del precio de los productos sin gluten. Algo que NO ES UN LUJO, ¡OIGA!. Y, para una montonada de croquetas, ¡necesitaría 2 o 3 bolsitas!, o comprar pan tostado y rallarlo en casa...o....sustituir el pan por otro ingrediente...
Al fin y al cabo, ya puestos a experimentar, ¡experimentemos!

Pues no me gustaban los resultados...😕😕

Acostumbrada a mi sistema: tantas cucharadas de harina, tanta leche..., ¡aquello no me quedaba igual....!.
Si utilizaba algún mix panificable, primero tenía que diluirlo con la leche, y me perdía con las proporciones...😖😖😖.
¡Tardaba horas en preparar unas croquetas medio decentes!. Quedaban blandurrias. Era un suplicio darles la forma para que no se aplastaran y se deformaran una vez rebozadas...
Las congelé un par de veces, y luego no tenían la gracia del crunch...😭😭😭.

¡Dios mío! ¿No vamos a volver a comer croquetas buenas en ésta casa?

Una mañana iba oyendo la radio en el coche: un programa de Carlos Herrera que se llamaba "la alacena", y dónde llamaban los oyentes dando sus recetas del producto de ése día. Y ese día tocaba salmón...
Llamó una señora, y contó que ella hacía croquetas de salmón, y que utilizaba harina de arroz, y ¡que le quedaban riquisimas...!!.

¡Oye!, ¿Por qué no?...
Y probé. Y aprobé 😋😋😋😋



Volví a cocinar mis croquetas cómo lo hacía antes. ¡Exactamente igual!.
La única diferencia, es que las rebozo con puré de patata instantáneo. Así queda la corteza tiesa como debe ser. Crujiente y compacta como les gusta a mis hijos, que sacan la masa con el tenedor y dejan la corteza para el final....jajaja



¡Y congelan de miedo!.

Hoy os dejo unas croquetas de pollo, como las hacía mi madre, solo que, con harina de arroz.
Especial para una dieta sin gluten




CROQUETAS DE POLLO (SIN GLUTEN)



INGREDIENTES:

· 1 pechuga de pollo (650-700 gr)
· 1 cebolla grande
· ½ diente de ajo
· 2 cucharadas soperas de mantequilla
· 2 cucharadas soperas de Aceite de Oliva Virgen
Extra
· 3 cucharadas colmadas de harina de arroz
·  ¾ de litro de leche
·  Sal
·  Pimienta molida
·  Nuez moscada
·  Huevo c/n
·  Leche

·  Puré de patata instantáneo c/n


PREPARACIÓN DE LA MASA:

Picamos la cebolla en brunoise muy fina. Se puede utilizar una picadora, pero ¡ojo!, que no quede hecha una pasta. ¡Es muy fácil pasarse!
Calentamos lentamente la mantequilla y el AOVE en una cacerola, o sartén de paredes altas.




Ponemos a rehogar la cebolla picada. A medio hacer, incorporamos el ajo picado. Dejamos que todo se poche bien.






Mientras tanto, picamos el pollo.
Igual que con la cebolla, podemos hacerlo a mano, o con una picadora. Eso va en gustos.
Cuando la cebolla con el ajo esté bien pochada, se añade el pollo, salpimentamos, y se rehoga bien.
Calentamos la leche sin que hierva, y reservamos.




Añadimos la harina de arroz. Removemos bien para cocinar la harina y que después no sepa a crudo.
Cuando se vea que la preparación ha tomado un ligero color tostado (sin pasarse), iremos incorporando la leche caliente.



Vertemos unos cazos de leche sobre la masa, y removemos con unas varillas, o una espátula de madera, para que se incorpore bien y no queden grumos de harina.
El proceso de incorporación de la leche, hay que hacerlo poco a poco, según veamos que la masa va espesando.
Rallamos nuez moscada a nuestro gusto (a mi me gusta mucho, así que le echo mucha).



A partir del momento que toda la leche esté integrada, se baja el fuego casi al mínimo y se remueve la preparación constantemente, con una cuchara o espátula de madera, para evitar que se pegue al fondo de la cacerola.






Al dejar de remover la masa, se ve cómo se forman burbujas/pompas grandes, que dejan escapar el vapor al estallar.
La bechamel estará lista en el momento que, al arrastrar la espátula o cuchara por el fondo de la cacerola, veamos que queda limpio, y la masa tarda unos segundos hasta que recupera el sitio.
Según la temperatura de cocción que se emplea, se tarda más o menos en obtener una masa óptima. Lo importante, es no dejar que se agarre al fondo de la cazuela.

Yo tardo una media de 25 minutos a fuego suave. Además, como utilizo harina de arroz, siempre me sirve de orientación que el arroz tarda unos 20 minutos en estar en su punto…. Es una referencia, para mí.


 
Volcamos la masa en una fuente plana, y dejamos enfriar totalmente. Las croquetas se formarán mejor con la masa muy fría. Así que, una vez se ha enfriado a temperatura ambiente, cubro la bandeja con una hoja de papel de aluminio, y la guardo en la nevera unas horas.






FORMA, REBOZADO Y FRITURA:


Para dar la forma característica de la croqueta, hay quien utiliza dos cucharas.
Yo me manejo mejor usando las manos.






Se coge una porción de masa con un tenedor, o una cuchara. Se reboza con puré de patata, mientras se le da la forma.

Cuando hayamos terminado con toda la masa, y tengamos las porciones rebozadas con el puré de patata, procederemos con el rebozado final, que es el que le da la textura crujiente a la cobertura.

Para ello, batimos un par de huevos y le añadimos unas cucharadas de leche, para que cunda más.






Rebozamos una, a una las croquetas, primero con el huevo batido y después con más puré de patata.






Para freír, lo haremos en AOVE a una temperatura de 140º C (+/-), hasta que veamos dorada la superficie.



NOTA:
Una vez terminado el segundo rebozado, las croquetas resultantes se pueden congelar hasta el momento de utilizar.
La textura que le da el puré de patatas al rebozado hace que, a pesar de haber sido congeladas, mantenga el punto crujiente, y deja esa “corteza” que la hace tan rica.

No hace falta descongelar, antes de freír.


domingo, 19 de mayo de 2019

MURGH KORMA (KORMA DE POLLO)


De nuevo paseando por los sabores de la India.

La cocina de las especias, asusta al principio.
La verdad, es que hay que ir acostumbrando, poco a poco, a nuestro paladar.

Recuerdo las veladas en casa de una amiga de mi madre. Bastante influenciada por la cocina marroquí, en todos sus platos resaltaba el sabor del comino. ¡¡Mucho!!...

Ya lo dice el refrán: "Lo poco agrada, lo  mucho empacha".
Y es que, es cierto. No conviene exagerar la dosis de especias a emplear, por mucho que nos guste su sabor. 



Por eso, si os apetece probar algo distinto, y no estáis seguros de si os puede gustar, yo empezaría usando la mitad de la cantidad indicada en cada receta.
Por ejemplo: si dice "1 cucharadita", pues se le echa media. Si se dice: "media", pues se le echa 1/4. Y así sucesivamente.

Una vez probado el resultado, si ha tenido éxito entre los comensales, se puede ir aumentando la cantidad.

En mi casa, ya os dije que el "polloconarrozalcurry" se considera la base: la iniciación a los sabores exóticos de la cocina hindú.
Una receta sencilla: cebolla pochada con dados de pollo, nata de cocinar, sal pimienta y unas cucharadas de curry, ha dado paso a elaboraciones más sofisticadas en las que la mezcla de especias cambia radicalmente el resultado de la preparación.

Os invito a que preparéis este Korma de pollo, aunque sea usando la mitad de las especias que doy en la receta. ¡Incluso eliminando la cayena, si no os gusta el picante!
¡Atreveos a dar el salto!. 
Eso mismo hice yo....

Así preparo yo

 MURGH KORMA
(Korma de pollo)

INGREDIENTES 4 pax.


·         750 gr de pollo (contramuslo o pechuga)
·         1 cebolla grande
·         Pimientos de colores
·         1 guindilla cayena (puede ser un chile rojo)
·         2 yogures naturales cremosos
·         1 lata de crema o leche de coco.
·         2 dientes de ajo
·         1 trozo de raíz de jengibre
·         50 gr de almendras laminadas
·         1 cucharadita de té, de las siguientes especias en polvo:
o   Pimienta negra.
o   Jengibre.
o   Cúrcuma.
o   Comino
·         2 cucharaditas de té de mezcla Garam Masala
·         Aceite de girasol* o mantequilla clarificada (Ghee*)
·         Lima
·         Sal

PREPARACIÓN:

Eliminamos la posible grasa que tenga el pollo y lo troceamos en cubos, cómo de   bocado.
Se pone en un adobo con ½ cebolla picada en brunoise muy fina, sal, la raíz de jengibre rallada y 1 de los yogures. Dejamos reposar durante un par de horas en el refrigerador.







Pasado este tiempo, troceamos la otra mitad de la cebolla en plumas finas y los pimientos los cortamos en cuadrados regulares. Se ponen a pochar en una tartera o sartén de paredes altas, con unas cucharadas de aceite*.








Cuando las verduras estén listas, se incorpora el pollo, los dientes de ajo machados, la guindilla, y las especias en polvo.
Se remueve todo muy bien, y se deja cocinar a fuego medio/alto, durante algunos minutos.






Seguidamente, se añade la crema o leche de coco, y el segundo yogur batido.
Cuando se recupere el hervor, se deja cocinar a fuego moderado hasta que el pollo esté muy tierno, y la salsa haya espesado.






Antes de dar por finalizada la cocción, se añaden las almendras laminadas, el zumo de ½ lima y se rectifica el punto de sal.





Se sirve acompañado de arroz Basmati aromatizado.



NOTAS (*)

Ya he explicado en otras ocasiones, que en la cocina india se utiliza mayormente el ghee como grasa; y como sustituto algún aceite vegetal sin sabor.
Para sustituir el ghee, y que el sabor de nuestro AOVE no distorsione el resultado del guiso, lo mejor es utilizar un aceite neutro, como el de girasol.









¡Simplemente delicioso!








jueves, 2 de mayo de 2019

GOSHT ROGAN JOSH (LAMB ROGAN JOSH)


Creo que la cocina Hindú es una de mis favoritas. Bueno en realidad, es una de las cocinas favoritas de toda la familia....

Nuestra introducción en el mundo de los Tandoori, Currys, Chatnis y arroces aromatizados, fue totalmente casual.




De visita en Lisboa, cerca de nuestro hotel situado en la zona del Parque de las Naciones, había un "restaurante indiano" (cómo lo llamó la recepcionista)..., ¡y allá que fuimos!...
Fue, lo que se dice: "El principio de una gran amistad"...

Luego, en Madrid, nos hicimos asiduos al restaurante Annapurna de la calle Zurbano...¡Menudo disgusto nos llevamos cuando lo cerraron...!, y ¡Menuda alegría al saber que lo han reabierto en la calle Pensamiento 28 ...! 

No todos los días se puede uno permitir el lujo de comer en un restaurante de ésta categoría...
Sin embargo, echábamos de menos nuestras cenas en la noche de Reyes, una tradición familiar qué, sin duda, retomaremos...

En casa, el "pollo con arroz al curry", se convirtió en un recurrente. Pero había que avanzar, que no sólo de pollo vive el hombre...
A mi hija no le gusta el cordero, así que, siempre aprovecho para hacer esta receta, en los momentos que ella no está en casa...
La niña, tuvo su "momento vegetariano" por lo que, adapté uno de los currys suaves para guisar verduritas crujientes... 
¡Gracias a Dios, que ha pasado del rollo...!

El tema de las especias, en la cocina india, es todo un reto a nivel casero. Algunas me resultan difíciles de encontrar (ej.: cardamomo negro). Desde luego, las marcas españolas que las envasan, lo hacen sólo con las conocidas y más habituales para nosotros.
En algunos herbolarios tal vez se encuentren. Gracias a la globalización multicultural de nuestras ciudades, vamos descubriendo alimentos de los que antes no habíamos oído hablar...
Por eso, hay que ingeniárselas para obtener un resultado, lo más semejante posible al original.

Por otro lado, está el asunto de las grasas empleadas para cocinar.
La comida india, se cocina normalmente con "ghee" (mantequilla clarificada), por razones tanto religiosas, cómo de sabor. Y, cuando no utilizan el ghee, utilizan aceites vegetales sin sabor, como el de girasol.




Con lo dicho, paso a dejaros mi forma de hacer uno de los currys más tradicionales. Originario de Chachemira, el GOSHT ROGAN JOSH, se elabora con carne de cabrito o cordero, mantequilla clarificada y chile rojo de la India.
Yo he obviado la mantequilla clarificada; y el chile rojo que encontré en el herbolario, no era nada "rojo", por lo que lo sustituí por pimentón picante de la Vera sin ahumar (¡ojo!). El cardamomo negro, sigue siendo un "total desconocido"...






Así hago yo el 
GOSHT ROGAN JOSH



Ingredientes para 4-6 pax.
· 1 kg. de cordero en trozos (mejor cordero lechal)
·  4 cucharadas soperas de aceite de girasol
·  2 palos de canela
·  5-6 clavos de olor
·  2 hojas de laurel
· 4 vainas de cardamomo negro (en su defecto, yo utilicé 8 de cardamomo verde)
·  1 kg de cebollas rojas
·  1 cucharada sopera de jengibre fresco rallado
·  1 cucharada sopera de ajo machacado
· 2 cucharadas soperas de chile rojo en polvo (en su defecto, yo utilicé pimentón picante de la Vera sin ahumar)
·  ½ cucharada de jengibre en polvo
· ½ cucharada de hinojo en polvo (si no tienes hinojo, échale anís molido)
·  2 yogures naturales desnatados.
·  Sal
·  Agua c/n

Preparación:


Calienta aceite en una sartén de paredes altas, o en una cacerola ancha.
Cuando esté a punto, echa los palos de canela cortados en trozos grandes, los clavos, el cardamomo y las hojas de laurel.





Da unas vueltas, e incorpora el cordero. Deja freír hasta que esté bien dorado.


Incorpora la cebolla cortada en cubitos muy finos, la cucharada de jengibre fresco, y la de ajo machacado (la sal del guiso, échala al ajo en el mortero, para majarlo mejor).
Añade el agua hasta cubrir la carne. Tapa la cacerola, y deja cocer a fuego moderado durante 30-40 minutos. (El cordero tiene que quedar blandísimo).



En un cuenco, mezcla el pimentón picante, el jengibre en polvo, y el hinojo, o el anís en polvo. Yo, cómo no encontré hinojo en polvo, machaqué en el mortero una cucharada sopera de semillas de anís.
Una vez blandita la carne, se incorporan el resto de especias (diluidas con un chorrito de agua, para que no se quemen), y los yogures batidos.
Se deja cocer un rato más, hasta que veamos que la salsa ha espesado.
También se pueden eliminar las especias “en grano” que hemos utilizado desde el principio, pero eso va en gustos.

Se come caliente, y acompañado de arroz Basmati aromatizado.



Una forma distinta de comer cordero que no dejará indiferente a tus invitados